Sunday, May 11, 2008

Pintando una malla.



Los estudiantes regresaron de un viaje misionero a la fortuna de bagaces. Allí trabajaron en un campamento, donde ayudaron a pintar. Aunque no he escuchado todos los detalles, varios me han dicho que pasaron muchas largas horas bajo un intenso calor, pintando una malla.

Quien haya en algún momento pintado una malla, sabrá que en la vida pareciera ser uno de los trabajos más contraproducentes. Uno pasa más tiempo pintando el aire que pintando la malla en realidad. Súmenle a esto, el hecho de que el calor era abrumador (algunos describieron que la temperatura era de 38° C, lo cuál me parece un poco exagerado, pero como los estudiantes jóvenes nunca exageran, sé que debe ser verdad.)

Para darle un tono alegórico a este "post", me pregunto cuántas veces en la vida sentimos que estamos pintando una malla. Mucho esfuerzo para pocos resultados. Yo tiendo a tener luchas existenciales grandes, dónde a menudo me hago la pregunta ¿y para qué tanto esfuerzo?

El trabajo en Portantorchas es una mezcla de todo un poco. Hay tiempos donde le calor y el agotamiento son abrumadores. Hay tiempos donde uno siente que todo el esfuerzo no valió la pena (estudiantes que apenas salen se enrredan en relaciones que no glorifican a Dios, o estudiantes que "vuelven al mundo", o estudiantes que deshechan todo lo aprendido por alguna nueva opción que les apareció.) Hay veces que uno siente que está pasando más tiempo pintando el aire que marcando una diferencia en la vida de los muchachos.

- Me parecía tonto que nos pusieran a pintar una malla. - me dijo una estudiante.
¿Por qué pintamos mallas?
1. Porque los elementos (lluvia y sol) con el tiempo dañan la malla, si esta no está bien protegida.
2. Porque la hace más atractiva y visible a los demás, aunque muchas veces la diferencia sólo la perciben los que conocen bien la malla.
3. Porque el jefe nos manda hacerlo.

Sigo pintando. A veces frustrado, a veces viendo lo bonita que se vé la malla. A veces quiero darme por vencido.